Es peligroso que la Iglesia adopte la visión
secular del Cambio Climático
Por Carlos Esteban
InfoVaticana, 03
noviembre, 2021
Si la Iglesia
tiene una visión sobre el cuidado de la Creación -y naturalmente que la tiene-,
esta no puede una mera aceptación sin objeciones de la ideología ecologista
secular, advierte el padre Paul Haffner, autor de ‘Hacia una teología del medio
ambiente’, en entrevista con el veterano vaticanista Edward Pentin en el
National Catholic Register.
Si uno lee las
muchas alocuciones y mensajes recientes del Papa sobre el medio ambiente,
especialmente ahora que se celebra la cumbre internacional del clima COP26 en
Glasgow, podrá advertir inmediatamente dos cosas: primero, que Su Santidad
transmite urgencia y alarma sobre este asunto, animando a tomar medidas audaces
e inmediatas y, segundo, que su visión sobre el medio ambiente coincide hasta
la última coma con la que plantean la ONU y las principales organizaciones ecologistas.
Pero “para la
Iglesia es un poco peligroso aceptar una visión concreta del cambio climático,
expuesta por la ONU y diversos gobiernos de todo el mundo”, sostiene el padre
Paul Haffner, quien acaba de publicar un libro sobre la teología católica con
respecto al medio ambiente, Towards a Theology of the Environment (Gracewing).
“Como en el asunto Galileo, si te comprometes con una posición, luego la
ciencia cambia y te deja con el pie cambiado. Así que hay que navegar con
mucha, mucha atención por aguas tan turbulentas”.
Haffner recuerda
que para que exista una verdadera ‘teología ecológica’ cristiana, primero tiene
que partir de la teología cristiana sobre la Creación y no copiar las ideología
fundantes de la ecología secular; no puede atribuir al universo material
atribuciones divinas ni tampoco debe olvidar que “se nos dará una nueva
creación, porque esta es pasajera y temporal”.
La visión
‘canonica’ del cambio climático se funda sobre un frágil y cuestionado
consenso, señala Haffner, mientras que la visión católica sobre la Creación y
su cuidado debe basarse en la Revelación. La Iglesia debe ofrecer la visión cristiana a partir
de esa revelación, de sus propias fuentes, y luego dejar que el mundo
desarrolle sus ramificaciones científicas, políticas y económicas.
“La Iglesia no
tiene respuestas específicas para todas las preguntas, y tampoco debería
tenerlas en este asunto”, subraya Haffner. “Se me antoja una locura especificar
demasiado en los detalles o afirmar que debemos aceptar el dogma del cambio
climático. Puede ser cierto, pero no al nivel de una declaración dogmática”,
aclara.
Y, sí, en la mente
de muchos católicos el cambio climático ha alcanzado el carácter de dogma,
advierte Haffner, porque al no poder ser ‘falsado’, siguiendo a Popper, no
puede tener carácter propiamente científico. “La ciencia está siempre
evolucionando, y la ciencia climática no es una ciencia exacta sino muy
aproximadamente porque sus mediciones son bastante difíciles de determinar”,
sostiene el sacerdote.
De hecho, Haffner
teme que la ecología se haya convertido ya en una religión, “básicamente un
cosmocentrismo en el que se coloca el cosmos en el centro y que considera al
hombre una molestia que hay que marginar. Por lo tanto, el aborto, la eutanasia
y la despoblación son parte de esta agenda perversa, que evidentemente quiere
poner a las personas en segundo o tercer lugar, exaltando a los animales y
poniéndolos al mismo nivel que los seres humanos. La doctrina bíblica
tradicional es que los hombres y las mujeres son la cima de la creación. En la
creación existe una jerarquía, algo que se olvida porque lo que se promueve
está basado en el ecologismo, una ideología socialista o comunista que pretende
igualarlo todo”.
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